sábado, 12 de diciembre de 2015

Poema sobre el derecho de acceso a documentos

A la vista de que he pedido diversa documentación a la empresa, toda ella concerniente a mi persona o directamente formularios rellenados por mí, y ante la más que probable eventualidad de recibir el silencio por respuesta, quiero dejar aquí constancia de este bonito poema que he encontrado en internet, referido a la situación de cualquier ciudadano al que se le ponen trabas para acceder a documentación a la que tiene derecho por Ley.

Se la dedico, dentro de lo que cabe, pues no es mía, al Jefe Administrativo del Servicio:

Larra, levántate, despierta y anda,
verás que lo de “vuelva usted mañana”,
o lo que es lo mismo, “me llamo andana” (1),
en España cierto es, no sé en Irlanda.

A la administración coger por banda
muy difícil resulta, ¡qué gitana!
El derecho de acceso en tierra hispana
suele estar por ahí o de parranda.

Si el ciudadano ver un documento
quiere, ha de saber que suyo tiene
que ser, y aún así un elemento

privarle de ello puede, aunque rellene
mil datos, con el único argumento
de la orden que de más arriba viene.

Pidamos, por higiene,
a Santa Rita que ilumine a quien
proceda y a su superior también.

(1) Llamarse andana. En la jerga delincuente del Siglo de Oro la iglesia se decía "aldana" o "andana". La expresión "llamarse andana" significaba que el perseguido por la Justicia se acogía al asilo de un recinto eclesiástico para no ser prendido por los corchetes. Hoy significa más débilmente esquivar una obligación, desentenderse de un compromiso. - Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/cultura/2014-11-09/el-recurso-al-dicho-llamarse-andana-armarse-la-de-dios-1276532619/



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