jueves, 15 de mayo de 2014

A modo de introducción

Hace unos meses, quizá ya son años, llegué a la conclusión que todos tenemos alguna responsabilidad en la crisis económica actual y, seguramente, en todas las crisis que la Humanidad ha sufrido. Cada uno en su época y en el entorno hasta donde llega su influencia, claro.

Porque la crisis actual no es sólo económica sino, sobre todo, de valores. Como se viene diciendo por la calle: «esto no es una crisis, esto es una estafa». Una GIGANTESCA ESTAFA compuesta de MILES de GRANDES ESTAFAS que, a su vez, podríamos diseccionar en estafas de tamaños cada vez más pequeños, como si fueran las partes de un enorme monstruo capturado que vamos partiendo en trozos más pequeños para ver cómo funciona su interior.

Y cuando digo ESTAFA me refiero a ESTAFA A LOS CIUDADANOS, muchos de los cuales son TRABAJADORES. Por eso la estafa también es contra la clase trabajadora. Y una estafa a los ciudadanos, ¿qué otro nombre recibe? CORRUPCIÓN.

ESA ES, en mi modesta opinión, LA CAUSA de esto que han llamado eufemísticamente CRISIS.

Por eso decía al principio que todos tenemos algo de responsabilidad en esta crisis, aunque no todos por igual. El que se ha beneficiado de alguna forma de alguna estafa tiene más culpa que el que simplemente ha visto la estafa y no la ha denunciado.

Creo que todos deberíamos entonar el «mea culpa» por no haber hecho nada cuando hemos visto u oído mayores o menores CHANCHULLOS (1) a nuestro alrededor. De gente que conocemos, de nuestro entorno, de nuestro trabajo, incluso de nuestra familia. Muchas veces nos hemos encogido de hombros pensando que, si no me afecta, no voy a denunciarlo, no sea que luego tomen represalias contra mi. Muchas veces la causa de no decir nada es que el testigo del chanchullo tiene a su vez algo que ocultar: otros chanchullos. O mantiene la esperanza de que el chanchullo del que ha tenido noticia le beneficie antes o después. O ya le está beneficiando... o así lo cree.
(1) Sinónimos de chanchullo:
cabildada - conchabanza - ilegalidad - enjuague - estraperlo - manejo - maniobra - pastel - tejemaneje...

¿A qué viene todo esto?

Pues a que me he dado cuenta de que transigir con los pequeños (2) o grandes chanchullos de los que tenemos noticia contribuye a la impunidad de estos. Y la impunidad incrementa el aplomo del defraudador. El defraudador se crece y se anima a realizar nuevos y mayores chanchullos en su beneficio y en el de los que le rodean: familia, amigos, partido, sindicato, asociación, etc.
(2) Nunca se conoce la parte oculta del iceberg, así que lo que parece un pequeño chanchullo no sabemos lo grande que es o puede llegar a ser. No los subestimemos.

Decía antes que si pudiéramos diseccionar esta INMENSA ESTAFA que nos han hecho, como si fuéramos forenses del cuerpo de un ALIEN que cortamos e investigamos hasta sus más diminutas partes, veríamos que está compuesta de millones de chanchullos, de diversos tamaños, entretejidos entre ellos formando una maraña de incontables nudos, una maraña de tráficos de influencias, de amiguismos, de regalos (3), de comisiones, de falsos contratos, de dinero en negro, de defraudar a Hacienda, de facturas falsas, de prebendas, de abusos de poder, de nombramientos a dedo (a menudo bajo apariencia de legalidad), de engaños al consumidor, de traiciones al votante, de incumplimientos de programas electorales...
(3) Refrán español: «El que regala bien vende si el que recibe entiende».
Y todos entienden, porque no quieren quedarse sin regalos, claro.

En fin, creo que el paciente lector sabe de qué estoy hablando.

Estos chanchullos se dan en todos los ámbitos de la vida: en la familia, en la comunidad de vecinos, en la asociación de lo que sea, en el club de fútbol del barrio, y así seguiríamos hasta llegar a las más altas instancias del Estado donde ya no se pueden llamar, generalmente, chanchullos sino CORRUPTELAS (4).
(4) Sinónimos de corrupción (en este contexto):
  • corruptela, depravación, perversión, vicio, prostitución, envilecimiento, deshonestidad
  • soborno, cohecho, compra
Muchos justifican el chanchullo alegando que hay valores superiores a las leyes y a la ética social: los del egoísmo personal y el parentesco o amistad.

Por eso decía yo al principio que esta crisis no es tanto económica como de VALORES. Me refiero a los valores que hacen posible la convivencia en sociedad, sin renunciar a los legítimos derechos que tiene cada uno en lo personal. Esos valores a los que apelo, actuando desde dentro de cada uno de nosotros, habrían impedido que sucediera lo que ha pasado: que unos pocos, aprovechando su posición de dominio (políticos, banqueros, constructores...) se hayan enriquecido brutalmente engañando y robando a otros muchos, que somos la mayoría de los ciudadanos. Y, en ese robo, incluyo lo que se ha quitado a los empleados públicos, y a los ciudadanos en general, por leyes injustas.

Si cada ciudadano estafado y, por tanto, enfadado, se volviera consciente de dónde proviene esta ENORME ESTAFA quizá alcanzaría un compromiso personal en dos esferas:

* EVITANDO el daño social no contribuyendo a chanchullos y corruptelas de cualquier pelaje.
* DENUNCIANDO cada chanchullo o corruptela de los que tenga noticia.

Individualmente no podemos parar esta crisis ni podemos frenar toda la trama de corrupción que nos rodea y que malgobierna nuestras vidas, pero tenemos el DEBER MORAL de luchar contra todas las corruptelas de las que tengamos conocimiento. Sólo haciéndolo así y animando a otros podemos acabar con la impunidad de los corruptos. Es necesaria una nueva moral social si no queremos acabar malviviendo para otros, los corruptos. Y lo peor les va a tocar a nuestros hijos. Su vida va a ser una precariedad total mientras una minoría acumula riquezas que les daría para vivir mil vidas a todo trapo.

Por tanto, tenemos que empezar por lo que tenemos a nuestro alrededor, por aquellos ámbitos en los que nos movemos: la familia, el barrio, el trabajo, el club, la parroquia, el partido, el sindicato... donde sea que estemos.

Por esa razón, precisamente, he iniciado yo esta bitácora. Espero que, al comprobar los contenidos, se entienda a lo que me refiero.

Por desgracia, y puesto que también hay personas que van a intentar torpedear esta iniciativa, dentro poco esta bitácora será privada y sólo podrán leerla los que estén autorizados. Eso exigirá, entre otras cosas, pedir autorización al Administrador en instalacionesdeportivasburgos@gmail.com indicando la identidad del solicitante. QUEDA RESERVADO EL DERECHO DE ADMISIÓN. Una vez aceptada la solicitud, se dará de alta al interesado en la lista de lectores autorizados. Para ello deberá tener una cuenta de Gmail activa.

Si veo que son necesarias otras normas para el mejor funcionamiento de esta bitácora, las iré añadiendo.

Gracias por tu comprensión, amable lector.

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